Todo comienza con la ovulación que por lo general, se presenta a la mitad del ciclo menstrual.
En este momento, estimulado por la FSH y la LH (hormonas producidas por la hipófisis; glándula que se encuentra en el centro del cerebro), el ovario que contiene al óvulo ya maduro se rompe y éste sale para dirigirse hacia las trompas de Falopio (dos canales que comunican a los ovarios con el útero).Allí, durante 24 horas, el óvulo que tiene un diámetro de 1 milímetro, permanece listo para ser fecundado por un espermatozoide, en un plazo de 24 a 48 hrs.
Al mismo tiempo, en tu organismo ocurrirán otros cambios que harán posible la concepción. Aumentará la cantidad de estrógenos y el endometrio se engrosará, creando en el útero un ambiente adecuado para el anidamiento o implantación. El moco cervical se volverá más fluido para no obstaculizar el paso de los espermatozoides a través del cuello del útero.
Gracias a todo esto, después de la relación sexual, los espermatozoides (células sexuales masculinas) podrán subir fácilmente hacia las trompas, donde se realizará la fecundación.
Un espermatozoide “vencedor” penetra en el interior del óvulo y ahí se disuelve, dando vida a una nueva célula que posee una fusión de cromosomas heredados de ambos progenitores, que darán características únicas al bebé.
Mientras las trompas transportan lentamente la célula hacia el útero, éste que contiene toda la información necesaria para la vida, empieza a subdividir varias veces.
Cuando llega, 7 días después de haber dejado el ovario, ya se parece a un pequeño racimo de células, semejante a una zarzamora, con un pequeño hundimiento en el centro.
Deambulará por el útero durante 3 días más y luego se implantará en el endometrio. En este momento la concepción se ha consumado.
Tu primera cita con el ginecólogo
La prueba de embarazo te dará una respuesta rápida y precisa: POSITIVO. Lo ideal es que consultes al ginecólogo cuando se presente un retraso en tu menstruación de 2 semanas, así podrán aclararte posibles dudas y podrás obtener consejos sobre el embarazo.
El ginecólogo comprobará que la posición y el tamaño del útero sean regulares y que realmente haya embarazo. Para saberlo, llevará a cabo un simple examen obstétrico (que tu médico hará con dos de sus dedos en tu vagina y la otra mano colocada sobre tu abdomen), ya que tu órgano reproductor adquirirá una consistencia suave y sus dimensiones aumentan en la época de la gestación.
Entre la décima y la duodécima semana, el fondo del útero apenas alcanzará el hueso del pubis, pero va ascendiendo lentamente al avanzar el embarazo: hasta 5-6 cm cada 4 semanas.
Durante tu primera consulta te medirán la estatura, la presión y el peso. Los dos últimos valores los controlarán durante tus 9 meses de embarazo.
Las pruebas de embarazo
Las pruebas caseras de embarazo más recientes son sencillas, rápidas y confiables. ¿Cómo actúan? éstas se valen de los anticuerpos monoclonales, sustancias que reconocen la presencia de la gonadotropina coriónica (o HCG) en la orina.
Ésta es la hormona que produce la placenta cuando se empieza a formar y garantiza la continuación del embarazo. Estimula al ovario para que produzca estradiol y progesterona, hormonas indispensables para el desarrollo de útero y de las glándulas mamarias.
A los 4 ó 5 días de haberse implantado el embrión en el útero, la gonadotropina se concentra en la sangre y en la orina y aunque las cantidades sean mínimas, las pruebas de embarazo la detecta.
De hecho, las puedes practicar a partir de los 7 días de gestación. Ni los alimentos, ni los fármacos; excepto aquellos que contengan gonadontropina coriónica, alteran su resultado.
Consejos del ginecólogo
Durante el embarazo hay ocasiones en que se requiere de algún medicamento, pero en este momento tan delicado, hasta la pastilla más común podría ser nociva para el bebé. Toma en cuenta los siguientes consejos.
- Entre los fármacos contraindicados en el embarazo se encuentran algunos medicamentos que se emplean para el tratamiento de enfermedades crónicas, por ejemplo: antiepilépticos, hormonas tiroideas, antitumorales, antihipertensivos, entre otros.
- Si quedas embarazada y estás tomando estos medicamentos, es muy importante que consultes a tu médico para saber si el tratamiento puede ser suspendido o modificado.
- Por lo general, existen terapias alternativas que no ponen en riesgo el desarrollo del pequeño. Para la epilepsia, por ejemplo, los antiepilépticos de menor riesgo para el bebé son los derivados de la carbamazepina.
- Consulta a tu médico antes de tomar antiinflamatorios, que se usan para contrarrestar fiebre o dolores. Los psicofármacos (ansiolíticos, antidepresivos) si se toman sin control médico, podrían interferir con el correcto desarrollo del embarazo y poner al bebé en riesgo de presentar malformaciones.
- Evita los productos a base de vitamina A (incluidas cremas y pomadas) en concentraciones superiores a las 20 mil unidades internacionales por toma o aplicación, ya que pueden producir malformaciones en el feto.
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